Un estudio de la Association for Psychological Science de Washington, Estados Unidos, concluye que el rechazo a las matemáticas no es una cuestión genética, ni tampoco culpa de los niños.
El estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Chicago señala que aquellos niños a cuyos padres las matemáticas les cause ansiedad, y que por lo tanto aprendieron menos matemáticas en su edad escolar, son más proclives a desarrollar temor y rechazo a esta ciencia. Aunque esto, según Sian Beilock y Susan Levine —directores de la investigación—, solo ocurre cuando estos padres ayudan a sus hijos a hacer los deberes de matemáticas.
Los padres fomentan patrones de conducta
Ambos investigadores señalan que «los padres que teman las matemáticas, serán menos efectivos a la hora de explicar conceptos e ideas a sus hijos. Y, además, puede ocurrir que no actúen de forma adecuada si sus hijos se equivocan a la hora de resolver un problema».
Este estudio refuerza la idea de que los padres no son conscientes de cuánto afectan sus actitudes a la vida académica de sus hijos,
aunque no cierran la puerta a una posible relación genética. «Nuestro
trabajo sugiere que si un padre está constantemente diciendo "no me gustan las matemáticas" o "esto me pone nervioso" los niños con capaces de captar esta idea, interiorizarla y tomarla como propia», apuntan los investigadores.
Así, la preparación de los padres es fundamental para evitar que se produzca este rechazo y «para ello es necesario desarrollar más y mejores herramientas cuya finalidad sea que los padres aprendan cómo ayudar a sus hijos a hacer los deberes», matizan Beilock y Levine.
Entre sus sugerencias destacan: herramientas como libros de matemáticas, la informática complementada con juegos tradicionales. Incluso se puede recurrir a aplicaciones de Internet que fomenten la interacción con los hijos.
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